Lic. Christian Doyle

Una reflexión «rebelde» marzo 23, 2009

Es indignante y enfermizo ver cómo estamos en dirección hacia otra grave crisis. Lo peor es que, como siempre, la mayoría del pueblo no hace nada.

Muchas veces se escuchan frases como «tenemos los políticos que nos merecemos», «y bueno… somos así», «y… vivimos en la Argentina». Creo no hablar sólo por mí mismo cuando digo: «Estos no son los políticos que yo me merezco, yo no soy así y sí, vivo en la Argentina, pero ella no tiene la culpa de esto».

Cuando uno habla, y expresa tranquila y directamente sus pensamientos de acción, es criticado, tratado de loco y de rebelde. Pregunto, ¿qué tiene de rebelde no ir a votar si no hay nadie en ninguna de las listas que nos represente? Votar al menos peor, por cobardía y miedo a no poder renovar el pasaporte o a que nos den una multa es asqueroso. La persona que hace eso debería sentir una profunda vergüenza y odio hacia sí misma. ¿Qué tiene de rebelde expresar las ganas de luchar por una nación justa, honesta y buena? Sé que muchos están de acuerdo en la ecuación «la cantidad de funcionarios políticos corruptos presos es directamente proporcional con la cantidad de ciudadanos felices y viviendo una vida más justa y honesta». Expresar las ganas de aportar soluciones y cambios para mejor no es rebeldía, es pedir verdad y respeto.

En fin… creo que queda claro el planteamiento. Vivir soportando el maltrato, el abuso, la corrupción, la desidia y la injusticia no es vivir, sino sobrevivir, como un prisionero torturado. Todo esto le provoca a la gente honesta estrés, acidez, insomnio, problemas psicológicos, etc. O sea, en gran parte los políticos que se enriquecen a costa nuestra, que violan permanentemente nuestros derechos, que hacen caso omiso a un librito llamado «Constitución Nacional», que nos hacen creer que ellos tienen el poder y que nosotros somos insignificantes o incapaces de hacer algo al respecto, son a quienes les tenemos que agradecer nuestro mal humor, nuestra falta de ganas y muchos de nuestros problemas.

Abran los ojos. Obedecer la ley es lo correcto, pero no cuando ésta atenta contra el bien común, la justicia y la libertad. No cuando mata de hambre a miles de niños y destruye el futuro y la esperanza de un pueblo, de un grupo de gente que es buena y en extremo capaz de construir algo mucho mejor para ellos y para las futuras generaciones.

No nos peleemos entre nosotros, porque justamente eso es lo que los corruptos quieren. Unámonos y dejemos de lado los temores y las diferencias. Demostrémosles que tenemos el poder y que ellos sólo son empleados temporales nuestros, que trabajan para nosotros y, que si hacen las cosas mal, los podemos despedir y encarcelar. Hagámosnos valer como personas, como seres humanos con derechos y obligaciones. No sigamos haciendo la vista gorda al genocidio que cometen diariamente estos políticos.

No hablemos de matanza ni de guerra. Eso no sirve, sólo trae más violencia e injusticia. Ataudes y tumbas no aportan nada, sólo tristeza, miseria e infelicidad. La destrucción no es cambiar para mejor, la construcción sí.

Unámonos para realizar un cambio positivo y del que nos sintamos orgullosos por varias generaciones. Cambiemos para mejor, para tener la vida y la felicidad que merecemos, como gente buena y honesta.